Para mi el motocross es una especialidad extraña, y me refiero a que no la sigo especialmente más allá de ver unos cuantos vídeos al año, normalmente sin conocer a la mayoría de pilotos que compiten a nivel mundial. Reconocerlo puede traerme más problemas que beneficios, ¡lo se! Lo que sí me atrae es la exigencia física del deporte, y el gran nivel de entrenamiento necesario para ser un piloto de calidad, en el motocross.
Todas las categorías necesitan más o menos forma física (más que la que yo pueda tener en mi vida normal, aún yendo regularmente al gimnasio, por supuesto), pero recuerdo de siempre que el motocross es considerada una especialidad perfecta como entrenamiento físico duro para los pilotos de circuito. Y entonces, la lógica te dice que si quieres dedicarte a ganar carreras de motocross a alto nivel, debes estar como un toro.
ASHLEY FIOLEK
Lo dice a través de sus manos, su forma de comunicación con el mundo, la única que conoce desde que nació, hace 18 años, con una sordera congénita. Pero ni la estatura ni la sordera ni su juventud le han impedido cumplir su mayor sueño: triunfar en el motocross.
Si no fuera por los detalles fucsias del mameluco antiflamas y los mechones rubios largos que escapan del casco, nadie se animaría a dudar de que quien conduce esa Honda de 250 cc que hace estragos en las pistas de motocross, es una chica. “Ella conduce como un hombre. Sin intención de ofender a nadie, algunas chicas no se ven cómodas sobre una moto…
Ella domina la moto y no la moto a ella”, dice su mecánico, Cody Wolf. En un mundo en el que siempre han mandado los hombres, su llegada al mundo profesional, en 2008, con 18 años recién cumplidos, no tardó en convertirse en revolucionaria.
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